jueves, 20 de octubre de 2011

El disfrute de un " te quiero" recíproco. Primera parte.


  • Te amo, se que no sabes quien soy. Es lo que pretendo, pero quiero que lo sepas.
    Y Daniela arrugó la carta, como si lo que le escribieran fueran tonterías.
    - Bueno, sera Caro que me quiere gastar una broma. - dijo Daniela con una expresion de indiferencia en la cara. Sólo que eso era, el principio.

_ Oye, mira lo que me mandaron ayer.
_ ¡Haber! - dijo Caro, con los ojos chispeantes de curiosidad.- ¡Oh! ¡Que romántico!, ¿ de quien es?
_ Eso querria saber yo... - añadió Daniela arrugando un poco el entrecejo.
_ ¡Oye, no me mires asi, que yo no fui!- dijo un poco enfadada caro.
_ Si lo dices, te creo pero es que no tengo ni idea de quien puede ser...
_ Yo te ayudaría, pero es que he quedado con Carlos. - finalizó Caro, mientras que cogia su mochila y se dirigia a la puerta.

Caro, la mejor amiga de Daniela. Rubia, con un pelo lacio y sedoso. Alegre y espontánea, amiga de sus amigas y especial hasta el punto de hacerte reir por tonterias. Y Daniela, ingénua, estudiante y ciega por la amistad de Caro. Dos chicas jóvenes, con un futuro por delante y sin ninguna preocupación. Solamente el disfrutar de la vida, dia a dia.
_ Buenos dias princesa, soy yo de nuevo. Estoy disfrutando del arte del anonimato desde mi ventana, viendo caer las gotas de lluvia y pensando en tus preciosos bucles dorados.
Daniela se levantó azorada, solo por la intriga de saber si encontraría otra carta de aquella persona todavia sin un rostro identificado. Y asi fue. Alli estaba, un precioso sobre de color azul claro, perfectamente doblado. Se sentó en la escalera del portal, y abrio emocionada su carta. Desdobló cuidadosamente aquella carta tan bien presentada. Y empezó a leer aquellas palabras, prefectamente escritas con una tinta color azabache. Y finalizó la carta con un largo suspiro. Casi emocionada. Ya que nadie le habia escrito aquellas cosas tan bonitas.

Y asi, poco a poco acabó acostumbrandose a la rutina de madrugar algo mas, para poder leer la carta del día. Era ya casi como una obligación.
_ Mira Caro, la de hoy es preciosa.- y saca de su mochila una pequeña caja decorada con un estampado floral, donde metia todas las cartas de su romantico admirador. Y caro empieza a leer con una voz dulce.
- “ Martes, otro dia de la semana que pienso en ti. Como ayer, o como los pasados días, estas rozando la obsesión.“
_ ¿ De dónde sacas tu los novios? - dijo Caro poniéndose en “ jarritas”.
_ No es mi novio Caro, ya me gustaría... espero que sea guapo sino vaya ciasco... - dijo Daniela.
_ Tía no digas eso.. lo importante es el interior, y te puedo asegurar que su interior es bueno.
_ Ya es verdad, tienes razón, pero si fuera guapo ¡muchísimo mejor! - finalizó Daniela mientras
cogía a su amiga de la cadera y para indicarle que se podían ir.
De nuevo fin de semana, papá se había levantado a lavar el coche como de costumbre. El padre de Daniela, se llamaba Omar, tenia 45 años . Era un hombre leal y robusto, aveces con mal carácter, pero era una persona muy cercana. Trabajaba en una importante empresa de textiles que había en Italia. Los padres de Daniela, se fueron a Italia un tiempo después de tenerla a ella, y estaban asentados en una finca, con grandes explanadas y unos inmensos árboles que en verano daban un cobijo fabuloso. Tenían una gran casa, de tres pisos, amueblada a capricho, con todo tipo de lujos, como Julia, la madre de Daniela había querido siempre. Julia era rubia con unos preciosos bucles de oro que caían ligeramente sobre sus hombros. Tenia la tez morena, ya que le encantaba la jardinería y siempre le daba el sol, aunque solo fuera de re filón. Diez de la mañana, Julia estaba haciendo el
desayuno. Olía tortitas, aquellas tan esponjosas que solía hacer mama los sábados. Y después un ligero aroma a café recién echo llego hasta el dormitorio de Daniela, aquella deliciosa mezcla de olores hizo que sus tripas se manifestaran. Así que Daniela no se lo pensó ni dos veces, corrió a coger su bata y atinó a duras penas a ponerse las zapatillas mientras bostezada y se estiraba. Se dirigió al baño se lavo la cara y se hizo de nuevo la coleta.
_¡ Buenos días mamá!- dijo Daniela dejando caer sobre la mejilla de su madre un delicado beso mañanero.
_ Buenos días cariño, ¿ tortitas o tostadas? - añadió Julia mientras le apartaba el flequillo de la cara a su hija y le daba un beso en la frente. A continuación se seco las manos al delantal y se apoyo sobre la encimera esperando la respuesta de su hija.
_ ¡ Tortitas obviamente mamá! Voy a por el periódico, subo ahora.
_ De acuerdo, ¿no tardes eh?
_ No no tranquila- y se Daniela se dirigió a la puerta cogió sus llaves y se marcho hacia el buzón de la entrada.
Pero ese sábado no había nada en el buzón, saco la revista de nuevas tecnologías de su padre que llegaba cada dos semanas y la de plantas y arbustos de su madre que era semanal. Por un momento le pareció muy extraño. Siempre había algo, hoy no. Hasta que de repente, algo cae de la revista de su madre.
Quedan dos horas. Dos horas para identificar aquel rostro. Era miércoles, el día que menos le gustaba a Daniela, ella decía que era un día que no servia para nada, estaba ahí por decir que había algún día entre el martes y el jueves. Estaba sentada enfrente de la fuente de su barrio. Justo donde aquella carta le había citado. La carta decía lo siguiente:
“ Buenos días Daniela, desde hoy quedan tres días y pocas horas para que por fin podamos vernos, cara a cara y saber si podre disfrutar de un te quiero recíproco. Te espero el miércoles en la fuente del barrio. Atentamente puntos suspensivos.”


Amor enfermo. Parte tres.


_ ¡Hola cariño!
_ Hola, oye te llamo ahora que estoy mirando las invitaciones.
_ De acuerdo, hasta ahora.
_ ¡Chao!

Estaban en Enero, mes frio y lluvioso, pero para Julia y Omar era como un mes de verano mas, para ellos todo era tan bonito y tan romantico tan lleno de luz. Desde que se prometieron en verano, estaban mas unidos que nunca, eran mas amigos que cuando empezaron y se querian como el primer día.

_ Pues ya tenemos invitaciones, son muy bonitas y llevan una acuarela de una violeta en la portada, y el papel es como de papiro gastado con un lazo en morado. Es muy clásica pero a la vez muy fina.- dijo Julia bastante emocionada.
_ Ami me da igual, la que tu eligas me parecerá bien.- dijo omar con un tono de aceptación.
_ Es nuestra boda, no mi boda. Tu tambien tendrás que opinar ¿ no?
_ Hombre si, pero eso te lo dejo a ti, que se que te hace mucha ilusión.- dijo Omar entre alguna risa.
_ La verdad que si... Eres un cielo. ¿ Y para que me llamaste antes?
_ Nada importante, era para la prueba de menú que la tenemos por la tarde, a las seis.
_ ¡ Pero quede con mi hermana para ver el vestido de boda!
_ ¿ Quieres que vaya yo, y despues te comento el menu? Tenemos gustos gastronomicos muy parecidos...
_ No no, voy contigo, mañana pido el dia en el trabajo y voy con mi madre. Pero me sabe mal no ir con mi futuro marido a la prueba de nuestro menú de boda.- dijo Julia.
_De acuerdo. Te paso a recoger a las cinco y media y despues vamos a cenar.
_De acuerdo. Hasta por la tarde.

Julia notaba raro a Omar, no era su mejor amigo.. el que conocia desde siempre. Estaba raro. Como si tuviera algo que contar, algo que ocultar. Pero solamente, con el echo de pensar que se iva a casar con su mejor amigo, automaticamente se le dibuja una sonrisa de oreja a oreja.

  • Está todo tan rico... no se por cual decidirme- dijo Julia observando todos los platos que habia encima de aquella majestuosa mesa repleta y rebosante de comida.
  • Yo creo que voy a optar por la lubina a la marinera. Esta deliciosa... - y Omar cogio su tenedor y probó un poco de la lubina. - Mmm... exquisita.- dijo saboreando Omar.
  • Apoyo tu elección.
  • ¿ Y de carne que les gustaría? - dijo un camarero muy elegante con un mandil negro hasta los tobillos y una estirada servilleta blanca que tenia colgada de la mano derecha.
  • Me gusta el cordero, esta muy jugoso.
  • Si ami tambien.
  • Y creo que de postre vamos a coger esta tarta de nueces de macadamia y vainilla ¿ no cielo?
  • Si si.
Y una vez que ya tenian su menú de boda listo, salieron cogidos de la mano por aquel pequeño palacio, repleto de jardines, parques y preciosos árboles.
_ Estaba todo delicioso... - dijo Julia
_ Si...
_ Omar, te noto raro... ¿ que sucede? - dijo julia preocupada.
_ Nada nada... tonterias mias, no te preocupes cielo. - Dijo Omar a la par que le daba un delicado beso en la punta de la nariz.
_ ¿ Estas seguro?
_ Segurísimo.


_ ¡ Mira aquel! Es precioso... Solo que no me gusta mucho el color...
_ Hija elige el que tu quieras, es tu boda yo solo estoy aquí para decirte si el vestido te queda bien o muy bien y para llorar a moco tendido.
_ Mamá no digas esas cosas... Me voy a casar, no a morir. - dijo Julia.
_ Bueno de acuerdo... Mira ese es precioso...
_ ¡Si!- dijo Julia con los ojos rebosantes de entusiasmo.- Disculpa, me encanta ese, ¿me lo podria probar?- preguntó Julia a una dependienta.
_ Claro, mira sigues ese pasillo, y esta la sala con los probadores. Ahora mismo te llevo la talla.- dijo la dependienta de la tienda de novias con una sonrisa en la cara.
_ Muchas gracias, muy amable. - y acto seguido Julia cogió a su madre del brazo y se dirigieron juntas hacia el pasillo.

La sala de probadores, era muy grande, con unas estancias bastantes grandes en las que te probabas los vestidos, con unos espejos enteros, decorados por las esquinas. El vestido que se iva a probar Julia, no era demasiado exagerado. Era blanco hielo con un escote drapeado de palabra de honor, caida natural y una gran lazada que se situaba por debajo del pecho y amarraba en la espalda. Estaba verdaderamente hermosa.

_ Hija, creo que ya tienes vestido- dijo Raquel, la madre de Julia, con un te verde en la mano derecha y un pañuelo en izquierda.
_ Este, este es el definitivo. - dijo Julia subida en una tarima no muy alta mientras que una costurera marcaba conunas alfileres algunas partes del vestido.


  • ¡ Cariño faltan dos semanas para nuestra boda!- dijo Julia rebosante de felicidad.
  • Si... el tiempo paso volando – añadió Omar denotando un poco de frialdad.
  • Vasta ya Omar. ¿ Que te ocurre?
  • No me pasa nada …
  • No ami no me mientes. Nos vamos a casar, y nos vamos a ir de luna de miel a Italia, y vamos a ser inmensamente felices. Tanto o más que antes. - dijo Julia cogiendole una mano a Omar.
  • Por eso mismo...
  • Omar... no entiendo lo que quieres decir. ¿ Que ves mal? ¿Que no ves de tu agrado? ¡Estamos a tiempo de cambiarlo!
  • ¡ Todo! No nos veos casados. Yo era feliz antes.
  • ¡Como que antes Omar! ¡ Antes era antes, es pasado ahora tenemos 34 años, y somos adultos para hacer estas cosas!
  • Si pero ami me gustaba mas como eras antes de que te pidiera matrimonio, eras como mi mejor amiga de siempre Julia, no como una histerica que solo quiere que este todo perfecto un dia mas del año, como todo el mundo quiere. Yo queria algo sencillo, sin mucha complicación. Algo que simplemente tu y yo supieramos. - dijo Omar a punto de llorar.
  • ¿ Pero que dices Omar por favor? Yo no quiero ser de esas personas que se casen cuatro o cinco veces en su vida. Me voy a casar con mi mejor amigo, y no voy a permitir que mi familia y la tuya no esten presentes. Es un tren que solo pasa una vez, y quiero que nuestras familias viajen con nosotros. Omar, te quiero con locura, y no quiero que un simple tramite arruine años y años de amistad y de amor. - dijo Julia llorando.
  • No llores por favor Julia... te lo ruego
  • ¿Como no voy a llorar? En nuestra boda no te voy a ver disfrutar, y me va a doler. Porque no es la boda que tu quieres, sino la que yo quiero. Y una pareja consta de dos personas, no de una...

A los tres meses siguientes, todo transcurrió con tranquilidad. La boda habia salido a pedir de boca. Habian echo un recorrido por toda Italia. Eran inmensamente felices.

  • Buenos dias cariño.
  • Buenos días princesa- dijo Omar abriendo ligeramente los ojos, y dandole un sutil beso mañanero a Julia.
  • Te triago el desayuno.- y Julia le acerco a la cama una bandeja bastante llena de comida. Un delicioso café recien echo, tostadas, una manzana brillante y una rosa roja en un pequeño jarrón.
  • ¿ Y esto a que viene? - dijo Omar incorporándose y frotandose los ojos.
  • Hacemos un mes de casados... y a parte...- y Julia se toco la barriga, con una sonrisa en los ojos. Si, lo supe ayer.


Al final de la sala se oyó un grito, bastante alto y justo despues un llanto que iva en progresión. Era un llanto de niño pequeño, en este caso niña, y por partida doble.

  • Enhorabuena, es usted padre de dos hermosas gemelas.- dijo la comadrona con un pequeña niña en brazos, con los ojos cerrados y con la cara congestionada y llena de lágrimas.
    Omar no supo que responder, la lagrimas emanaban de sus ojos como las gotas de lluvia.
  • ¿ Disculpe y la otra niña?- dijo Omar con una sonrisa de oreja a oreja.
    La comadrona puso cara de decepción y bajo la cabeza
  • La otra niña, tenemos que meterla en la incuvadora, parece que hubo una complicación en el parto y que no todo salio como estaba previsto...
  • No por favor... no me diga eso – y Omar palideció de repente.
  • Lo siento señor... no hemos podido hacer nada, pero estamos intentando que se recupere por completo... ¿ Me permite? - y la comadrona le arrebató de las manos a su pequeña e indefensa hija.

_ Hola cariño...
_ Hola cielo... ¿ ya lo sabes verdad?
_ Si desgraciadamente... - Y omar se sentó al lado de su esposa, que estaba un poco roja y con una bata de hospital.
_ No te preocupes todo saldrá bien...

Llantos,llantos y mas llantos. Julia estaba totalmente venida abajo. No era ella. Y Omar, estaba en una inmensa depresión. Los dias pasaban entre lágrimas, sin nada que hacer. Habia muerto. Su pequeña no estaba con ellos. Las complicaciones del parto habian sido muy chocantes para la criatura. Pero ellos nada podian hacer...

Al cabo de unas semanas, tars tener un poco más dominada la situación, aunque pocos avances habian podido hacer, Julia se dispuso a limpiar en el baño, cuando encontró unas pastillas. Julia cogio el bote, abrio su ordenador y busco rapidamente lo que era. Empezó a llorar, en silencio, ya que la niña estaba durmiendo con Omar. ¿ Pero como va a ser esto de Omar? Decía una y otra vez, repitiendolo para ver si encontraba una respuesta. De repente aparece Omar, y la ve con el bote en una mano y la otra tapándose la boca para reprimir el llanto.
_ ¿ Que haces con eso Julia?
_ No, ¿ de donde ha salido esto Omar?
Omar no contestó...
_ Omar contestame y dime que no es tuyo... - dijo Julia con lágrimas en los ojos y cierta expresión de indignación.
Omar se quedo callado.
_¿ Pero que hice mal cariño? - y Julia rompió a llorar desconsoladamente, sentándose en la silla que tenia detrás.
_ Julia... fui incapaz de acerlo, pero entiendeme, me sentia frustrado por haber perdido a una hija. Nuestra hija. Julia todo eran problemas...
_ Pero tu no tienes la culpa Omar, tu no eres el problema. Omar, tu eres la solución. Y juntos podemos, y sacaremos a la niña a delante.Tu y yo, juntos. Juntos como siempre, juntos... para siempre. Y se fundieron en el beso mas bonito, en el más profundo y a la vez el más salado. El beso de dos mejores amigos, con el llanto de fondo de su pequeña Daniela.

Amor enfermo. Parte dos.

_¿ Te acuerdas de la primera vez que vinimos aquí?- dijo Omar echado en el suelo.
_Si, como si fuera ayer. Y la luna sigue estando igual de redonda que siempre- dijo Julia a la vez que giraba la cara hacia Omar, un chico robusto, de anchas espaldas, con la tez bastante morena, unas facciones no muy marcadas y un poblado pelo negro, siempre peinado en punta.
_ Eres preciosa.- dijo Omar con un leve sonrisa en los labios.
_ No me digas eso... ¡ me vas a hacer enrojecer! - añadió Julia mientras se tapaba la cara con las manos ,como un niña pequeña.
Omar le cogio una mano, y se la llevo a los labios dandole un sutil beso.
_ Vengo ahora.
_ ¿ A donde vas Omar?- dijo Julia apoyándose sobre los codos y siguiendo con la mirada a Omar, para descubrir hacia donde se dirigía.
_ Vengo ahora, no te preocupes.
_ Vale. - añadió Julia mientras se volvía a echar tranquilamente en la toalla.

Cuando Omar llegó, Julia estaba ligeramente dormida, pero de repente sintió una respiración cercana a ella, era él. Llevaba un traje negro, con una disimulada raya diplomática en azul celeste, que pasaba casi desapercibida, una camisa blanca y una corbata de raso azul celeste. Llevaba en la mano una enorme caja plateada con un lazo muy vistoso, que resaltaba en la oscuridad de aquella noche de verano. Julia, se levanto sobresaltada, al ver a Omar así vestido.
_ ¿ Qué es eso Omar?
_ Toma, ábrelo que es para ti.
_ ¿ Pero que es? ¿ Muerde?
_ No no muerde tranquila, pero como no lo abras rápido... ¡ Seré yo el que muerda!- dijo Omar haciendo el amago de morderla.
_ ¡ Para! Que te vas a arrugar el traje, que estas muy guapo- dijo Julia riéndose, mientras terminaba la frase con un pequeño beso en la comisura de los labios.
_ Venga Julia, ábrelo rápido que vamos a llegar tarde.- dijo Omar mientras miraba su reloj _ Tienes 10 minutos; en esa caja tienes todo lo que puedas necesitar. ¡Pero date prisa! Te espero en el coche.
Asique Julia, acató las ordenes que Omar le dio, abrió la caja y encontró un precioso vestido negro con un escote en forma de uve, mangas griegas, y dos aperturas a ambos lados marcando sus perfectas y esbeltas piernas morenas. Aparte de aquel vestido de diosa griega, en la caja, forrada por dentro con tela de vuelo, se encontraba un pequeño baul con todo tipo de perfiladores, barras de labios, mil colores de sombras de ojos, junto a un pequeño espejo, lo suficiente como para poder atinar al pintarse. Tambien habia unos sandalias de tacón bastante alto, negras y con correas, muy acorde con el vestido. Al final de la caja, habia una pequeña caja azul oscuro, que entre la oscuridad de la noche era dificil encontrar. Era cuadrada, y pesaba un poco. Julia agitó un poco la caja, pero no mucho por miedo de que se rompiera el obsequio que habia dentro. Era una preciosa gargantilla de plata, con forma de pirámide invertida, que encajaba perfectamente en aquel escote. Y en el soporte de la gargantilla, se encontrba una pequeña y disimulada inscripción que ponía, “Juntos para siempre” Julia estaba casi llorando, pero se maquillo a toda prisa, se puso la gargantilla, metio la ropa toda mezclada en la caja del regalo y se marcho corriendo hacia el coche, donde estaba Omar con la radio encendida.
Julia entro en el coche, toda de negro con una raya egipcia no muy ancha. Estaba verdadermente guapa.
_ Estas de infarto – dijo Omar boquiabierto cuando la vio sentada a su lado.
_ Tu tampoco estas nada mal.

Ambos partieron, a las nueve y media de la noche, hacia no se sabe donde.
_ Hemos llegado. - dijo Omar tranquilamente.
_ ¿ Pero me puedes decir donde estamos? - añadio Julia, mientras miraba en todas direcciones para ver si se podia orientar.
_ ¿Que más da? Estamos tu y yo, ¿que mas podemos pedir?  

_ Una silla, no siento los pies – dijo Julia mientras se levantaba el vestido observando sus pies doloridos.
Omar se echo a reír.
_ Bueno ponte esto alrededor de la cabeza tapándote los ojos. Tenemos que ir a un sitio. - finalizó la conversación Omar, mientras se sacaba un pañuelo doblado a la perfección, que después paso a su compañera.
_ Lo que tu digas – Y julia se puso el pañuelo tal y como Omar le había mandado.

_ ¡Cuidado Omar! Me voy a caer...
_ Tranquila, hemos llegado- y Omar se coloca detrás de su pareja, deshaciendo el nudo que antes Julia había echo.
_ Pero... ¿ de donde has sacado todo esto?- añadió Julia sorprendida.
_ Adelante, ahi tienes una silla.

Julia estaba observando una mesa redonda, no muy grande lo suficiente para dos personas, con dos sillas blancas haciendo juego con el mantel. Después, entre las velas había un ramo de flores, todas de colores vistosos que estaban alumbradas por la luz de las velas. Para cenar había un “rissoto” de gambas, y delante una buena ensalada. Todo meticulosamente presentado. Delante de las bandejas repletas de comida , unos platos decorados, con aspecto bastante caro, junto con unos cubiertos que brillaban tanto que te podías ver en ellos. Al lado de la silla de Omar, estaba una cubitera, con un pie bastante alto, al alcance de la mano, con una botella de champan caro.
Habia de todo, todo estaba perfecto. Todo estaba como de cuento.

_¿ Te gusta?
_ ¡Si muchisimo! Esta todo delicioso, gracias cariño, pero... ¿ a que viene todo esto?
_ ¿ Un poco de champan?
_ Si por favor, pero explícamelo.
Y Omar descorchó la botella de champan, yse dispuso a servirle a Julia. Cuando le estaba echando el champan, sono un pequeño ruido.
  • ¿ Que es eso?
  • ¿ El que? Yo no oí nada...
  • Si sonó un pequeño “clac”.
  • ¡Yo no oi nada!
  • Vale vale, seria algun animal.
    Y cuando Julia se dispone a beber ve en el fondo de su copa algo que brillaba con fuerza. Como si fuera una piedra preciosa. Era un anillo, con una pequeña piedra que hacia juego con su gargantilla.
  • No... no puede ser. ¡Dios mio!_ y Julia se puso el anillo que habia cojido del fondo de su copa.
  • En fin Julia, llevamos tres años juntos, y yo te quiero desde el primer dia que te conocí. Julia, quieres...
  • ¡ Si si si si si ! ¡Claro que quiero! - y Julia, se levanto azorada tirando la servilleta por los aires, y sin dejar acabar a Omar.

  • Y ambos se perdieron en un beso profundo e infinito, bajo la luz de dos velas casi gastadas, y el siempre reflejo de la Luna.